Friday 28 November 2008

Correspondencia con José María Arguedas

Así fue

Desde que conocí los escritos de José María Arguedas, me uní afectivamente a él.

Su compañera Sibila visitaba en la prisión de Lima a Antonio Meza, un campesino, combatiente armado del centro del país del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). Cuando le trasladaron a la isla prisión “El Frontón”, donde yo me encontraba, continuó visitándole. En la isla había compañeros que no tenían visitas, por lo tanto habíamos decidido socializarlas; así nos conocimos con Sibila.

José María pensaba que yo era un importante dirigente de izquierda, con toda la autosuficiencia que conlleva la palabra “importante”. Sibila le dijo que no era así, que yo era una persona común y corriente. J. M. decidió obsequiarme su novela “Todas las Sangres” y como dedicatoria le puso algunas palabras en castellano. Sibila me dijo que pensaba ponerme algo en quechua pero se contuvo.

Ese fue el motivo que me llevó a escribirle en quechua, él se emocionó y me respondió, también en quechua. Por intermedio de Sibila me pidió permiso para traducir ambas cartas y publicarlas, le respondí que, aunque al escribirla no pensé en eso, sino en volcar lo que había en mi pecho, no tenía ningún inconveniente en hacerlo público. Así mismo me pidió permiso para visitarme; yo consideré, como le digo en la segunda carta, que una fugaz visita en El Frontón no sería satisfactoria para el gran cariño que le tenía. Sibila se lo dijo. Comprenderán cuánto me pesa esa respuesta mía; recibió mi segunda carta y dijo “La leeré el lunes”, se mató el viernes. Sibila me pidió que tradujera esa segunda carta.

Como verán, las palabras “tayta” y “taytáy” yo las traduzco por “padre” y “padre mío”, él se niega a traducirlas porque considera que al hacerlo no reflejarían el profundo sentido que tienen en nuestro idioma; “misti” es el no indio, incluyendo al mestizo que se cree blanco; “maqt’as” somos los llamados “indios” con pluralización castellana; “wakchas” son los pobres con la misma pluralización; “hallpando viene del verbo quechua “hallpay” que significa “coquear”, que no es precisamente “masticar”, acá tiene el gerundio castellano.

En la segunda carta aludo a una que mandé “A los revolucionarios poetas, a los poetas revolucionarios”, que di a la compañera Rosa Alarco y ella la envió a una revista en el Perú y también la publicó el periódico “Marcha” de Uruguay, dirigido por Eduardo Galeano. Naturalmente que estoy de acuerdo en que si un poeta quiere cantar a la rosa, lo haga. Pero lo que me extrañaba era que los poetas “revolucionarios” cantaran a la “revolución” en abstracto, o a los grandes dirigentes revolucionarios mundiales y no se fijaran en la lucha cotidiana de mi pueblo, que día a día forjaban bellos poemas que no encontraban poeta; por eso pedía con desesperación que Vallejo resucitara, pues él cantaba a gente anónima como Pedro Rojas, o Ramón Collar; cantaba a “Málaga sin padre ni madre”, al padre polvo” de los escombros de Durango.

Los “heraldos verdes” que menciono en el cuento, son una paráfrasis de “los heraldos negros que nos manda la muerte” de César Vallejo.



EL Frontón, 14 de noviembre de 1969
Taytáy José María:
Casi me has hecho llorar este día, al saber lo que me contó tu esposa. Me dijo: “esto te envía (Todas Las Sangres); escribió mucho en quechua y después, ‘puede tener vergüenza de mí’ diciendo, se arrepintió y no puso sino estas escuetas palabras en castellano”.
Cuando me dijo eso, yo me dolí mucho; casi lloré:
¿Cómo es posible, taytáy, que entre nosotros podamos avergonzarnos de cuanto nos podemos decir en nuestra lengua tan dulce? Cuando nos pedimos ayuda, nunca lo hacemos con palabras escuetas en nuestra lengua ¿Acaso alguna vez escuchamos decir: “mañana has de ayudarme a sembrar, porque yo te ayudé ayer»? ¡Ahj! ¡Qué asco! ¡Qué podrá ser eso! Únicamente los gamonales suelen hablarnos de esa forma ¿Acaso entre nosotros, entre nuestra gente, nos hablamos de ese modo? Muy tiernamente nos decimos: “Señor mío, vengo a pedirte que me valgas; no seas de otro modo; mañana hemos de sembrar en la quebrada de abajo; ayúdame pues caballerito, paloma mía, corazón”. Con estas palabras solemos empezar a pedir que nos ayuden. Y también cuando nos encontramos en los caminos de las punas, aún sin conocernos, nos saludamos el uno al otro; nos invitamos un trago, nos alcanzamos algún poco de coca; nos preguntamos hacia dónde vamos; y solemos charlar unos instantes.
Y siendo así ¿crees que puedo haberme dolido de cualquier cosa que hubieras escrito en nuestra dulce lengua para mí? ¿Acaso mi corazón no se enternece al leer cómo has traducido al castellano nuestra lengua para que todos la conozcan y alcancen a saber aunque no sea sino una parte de lo tanto que puede expresar? ¿Acaso cuando yo también traduzco algo de lo que hablamos en nuestra lengua, no me acuerdo de ti? “Escribe como él, diciendo van a hablar de mí los mistis (repito únicamente para mí mismo cuando intento traducir del quechua); eso lo han de repetir bien, han de decir la verdad, yo no puedo hablar de otro modo, digo exactamente lo que brota de mi corazón y de mi boca” diciendo esto, yo pienso.
Yo no puedo decir qué es lo que penetra en mí cuando te leo, por eso, lo que tú escribes no lo leo como las cosas comunes, ni tampoco tan constantemente, mi corazón podría romperse.
Mis punas empiezan a llegar a mí con todo su silencio, con su dolor que no llora, apretándome el pecho, apretándolo. O bien cuando me recuerdas las pequeñas quebradas, empiezo a ver los picaflores, escucho como si los pequeños manantiales cantaran. ¡Cuántas veces he pensado en ti cuando me he sentido con estos recuerdos! Cuánta alegría habrías tenido al vernos bajar de todas las punas y entrar al Cusco, sin agachamos, sin humillarnos, y gritando calle por calle: “¡Que mueran todos los gamonales! ¡Que vivan los hombres que trabajan! Al oír nuestro grito los ‘blanquitos’, como si hubieran visto fantasmas, se metían en sus huecos, igual que pericotes. Desde la puerta misma de la Catedral, con un altoparlante, les hicimos oír todo cuanto hay, la verdad misma, lo que jamás oyeron en castellano se lo dijimos en quechua. Se lo hicieron oír los propios maqt’as, esos que no saben leer, que no saben escribir, pero saben luchar y saben trabajar. Y casi hicieron estallar la Plaza de Armas esos maqt’as emponchados.
Pero ha de volver el día, taytáy, y no solamente como aquél de que te cuento, sino más grande. Días más grandes llegarán; tú has de verlos. Muy claramente están anunciados.
Aquí no más concluyo, taytáy, porque si no, no he de terminar de escribir nunca. He de resentirme si no envías eso que escribiste para mí. Hasta que nos encontremos, taytáy. No te olvides, pues, de mí.
Hugo Blanco


Hermano Hugo, querido, corazón de piedra y de paloma:
Quizá habrás leído mi novela “Los Ríos Profundos”. Recuerda, hermano, el más fuerte, recuerda. En ese libro no hablo únicamente de cómo lloré lágrimas ardientes; con más lágrimas y con más arrebato hablo de los pongos, de los colonos de hacienda, de su escondida e inmensa fuerza, de la rabia que en la semilla de su corazón arde, fuego que no se apaga. Esos piojosos, diariamente flagelados, obligados a lamer tierra con sus lenguas, hombres despreciados por las mismas comunidades, esos, en la novela, invaden la ciudad de Abancay sin temer a la metralla y a las balas, venciéndolas. Así obligaban al gran predicador de la ciudad, al cura que los miraba como si fueran pulgas; venciendo balas, los siervos obligan al cura que diga misa, a que cante en la iglesia: le imponen la fuerza. En la novela imaginé esta invasión con un presentimiento: los hombres que estudian los tiempos que vendrán, los que entienden de luchas sociales y de la política, los que comprendan lo que significa esta sublevación de la toma de la ciudad que he imaginado. ¡Cómo, con cuánto más hirviente sangre se alzarían estos hombres si no persiguieran únicamente la muerte de la madre de la peste, del tifus, sino la de los gamonales, el día que alcancen a vencer el miedo, el horror que les tienen! “¿Quién ha de conseguir que venzan ese terror en siglos formado y alimentado, quién? ¿En a1gún lugar del mundo está ese hombre que los ilumine y los salve? ¿Existe o no existe? ¡carajo, mierda!”, diciendo, como tú lloraba fuego, esperando, a solas. Los críticos de literatura, los muy ilustrados, no pudieron descubrir al principio la intención final de la novela, la que puse en su meollo, en el medio mismo de su corriente. Felizmente uno, uno solo, lo descubrió y lo proclamó, muy claramente.
¿Y después hermano? ¿No fuiste tú, tú mismo quien encabezó a esos “pulguíentos” indios de hacienda, de los pisoteados el más pisoteado hombre de nuestro pueblo; de los asnos y los perros el más azotado, el escupido con el más sucio escupitajo? Convirtiendo a esos en el más valeroso de los valientes, ¿no los fortaleciste, no acercaste su alma? Alzándoles el alma, el alma de piedra y de paloma que tenían, que estaba aguardando en lo más puro de la semilla del corazón de esos hombres, ¿no tomaste el Cusco como me dices en tu carta, y desde la misma puerta de la catedral, clamando y apostrofando en quechua, no espantaste a los gamonales, no hiciste que se escondieran en sus huecos como si fueran pericotes muy enfermos de las tripas? Hiciste correr a esos hijos y protegidos del antiguo Cristo, del Cristo de plomo. Hermano, querido hermano, como yo, de rostro algo blanco, del más intenso corazón indio, lágrima, canto, baile, odio.
Yo hermano, sólo sé bien llorar lágrimas de fuego; pero con ese fuego he purificado algo la cabeza y el corazón de Lima, la gran ciudad que negaba, que no conocía bien a su padre y a su madre; le abrí un poco los ojos, los propios ojos de los hombres de nuestro pueblo, les limpié un poco para que nos vean mejor. Y en los pueblos que llaman extranjeros creo que levanté nuestra imagen verdadera, su valer, su muy valer verdadero, creo que lo levanté alto y con luz suficiente para que nos estimen, para que sepan y puedan esperar nuestra compañía y fuerza; para que no se apiaden de nosotros como del más huérfano de los huérfanos; para que no sientan vergüenza de nosotros, nadie.
Esas cosas, hermano a quien esperaron los más escarnecidos de nuestras gentes, esas cosas hemos hecho; tú lo uno y yo lo otro, hermano Hugo, hombre de hierro que llora sin lágrimas; tú, tan semejante, tan igual a un comunero, lágrima y acero.
Yo vi tu retrato en una librería del barrio latino de París; me erguí de alegría, viéndote junto a Camilo Cienfuegos y al “Che” Guevara.
Oye, voy a confesarte algo en nombre de nuestra amistad personal recién empezada: oye, hermano, sólo al leer tu carta sentí, supe que tu corazón era tierno, es flor, tanto como el de un comunero de Puquio, mis más semejantes. Ayer recibí tu carta: pasé la noche entera, andando primero, luego inquietándome con la fuerza de la alegría y de la revelación.
Yo no estoy bien, no estoy bien; mis fuerzas anochecen. Pero si ahora muero, moriré más tranquilo. Ese hermoso día que vendrá y del que hablas, aquél en que nuestros pueblos volverán a nacer, viene, lo siento, siento en la niña de mis ojos su aurora, en esa luz está cayendo gota por gota tu dolor ardiente, gota por gota sin acabarse jamás.
Temo que ese amanecer cueste sangre, tanta sangre. Tú sabes y por eso apostrofas, clamas desde la cárcel, aconsejas, creces. Como en el corazón de los runas que me cuidaron cuando era niño, que me criaron, hay odio y fuego en ti contra los gamonales de toda laya; y para los que sufren, para los que no tienen casa ni tierra, los wakchas, tienes pecho de calandria; y como el agua de algunos manantiales muy puros, amor que fortalece hasta regocijar los cielos. Y toda tu sangre había sabido llorar, hermano. Quien no sabe llorar, y más en nuestros tiempos, no sabe del amor, no lo conoce. Tu sangre ya está en la mía, como la sangre de don Victo Pusa, de don Felipe Maywa, Don Victo y don Felipe me hablan día y noche, sin cesar lloran dentro de mi alma, me reconvienen en su lengua, con su sabiduría grande, con su llanto que alcanza distancias que no podemos calcular, que llega más lejos que la luz del sol. Ellos, oye Hugo, me criaron, amándome mucho, porque viéndome que era hijo de misti, veían que me trataban con menosprecio, como a indio. En nombre de ellos, recordándolos en mi propia carne, escribí lo que he escrito, aprendí todo lo que he aprendido y hecho, venciendo barreras que a veces parecían invencibles. Conocí el mundo. Y tú también, creo que en nombre de runas semejantes a ellos dos, sabes ser hermano del que sabe ser hermano, semejante a tu semejante, el que sabe amar.
¿Hasta cuando y hasta dónde he de escribirte? Ya no podrás olvidarme, aunque la muerte me agarre, oye, hombre peruano, fuerte como nuestras montañas donde la nieve no se derrite, a quien la cárcel fortalece como a piedra y como a paloma.
He aquí que te he escrito, feliz, en medio de la gran sombra de mis mortales dolencias. A nosotros no nos alcanza la tristeza de los mistis, de los egoístas; nos llega la tristeza fuerte del pueblo, del mundo, de quienes conocen y sienten el amanecer. Así la muerte y la tristeza no son ni morir ni sufrir. ¿No es verdad hermano?
Recibe mi corazón.
José María


El Frontón, 25-11-69
¡Padre mío! Padre mío José María
Cada vez que me hablan de ti hacen llorar a mí corazón, con una u otra cosa. La vez pasada, porque creíste que criticaría tu actitud y ahora, porque estando enfermo quieres venir.
¡Padre mío! ¡Cuánto está queriendo encontrarse contigo mi corazón! ¡Cuánto desean mirar mis ojos a mi gran padre! Encontrarme contigo, padre mío, ¡qué sería! Desde mucho antes sabía que éramos un solo corazón, no solamente leyendo “Los Ríos Profundos”; sino que, leyendo cualquier cosa que escribes, mirando cualquier cosa que haces, se trasluce tu ser indio. ¿Iba a esperar yo a escuchar lo que dijeran los críticos? Que hablen lo que quieran esos mistis; mi corazón está mirando al tuyo en lo que escribes, allí apareces como en agua clara. Por eso, padre, encontrarme contigo ¡qué sería! Ni en todo el año terminaríamos de relatarnos. Y eso no se puede en la visita. No dura ni dos horas. No alcanza para conversar nada. Mucha gente trajina, como en los mercados de nuestros pueblos. Y contigo, padre mío, no podríamos hablar sólo diez minutos. Nuestro corazón reventaría ¡Habiendo tanto que relatarnos, habiendo tanto que conversar! Contigo tenemos que hablar calmadamente, como hombres serios; sentándonos tranquilos, el corazón plácido, hallpando nuestra coquita, fumando de un solo cigarrillo, perdiendo la vista en los cerros lejanos. Acá no sería así, padre. Así como no puedo leer comúnmente tus escritos, por esa misma razón no podría encontrarme contigo comúnmente. A pesar de eso, te haré llamar un día, padre; cuando haya algo de calma; por lo menos para contemplar tu venerado rostro, por lo menos para apretar tu corazón al mío. Mientras llegue ese día, así te escribiré cada vez, volcando mi corazón al tuyo. Como si en la era del trigo, dentro del aliento del rastrojo, mirando las estrellas, nos estuviéramos relatando lo que hemos vivido, lo que pensamos; así igual va a ser padre, no te apenes, no llores. Cuán lejos estemos, somos el mismo corazón.
Conozco bien tu corazón, padre, aún antes que me escribieras. Como te digo, al igual que en agua cristalina se ve tu corazón a través de tus escritos. No sé qué verán los mistis en ellos; y para que les digan “Ese es buen crítico” hablan una u otra cosa. Es imposible que ellos vean tu corazón aunque se los estés mostrando. El misti es misti, padre. En cuanto a ser buenas personas, algunas son realmente buenas personas, no les estoy insultando. Pero tu corazón, sólo tus congéneres indios lo vemos bien. Los mistis, aún siendo buenas personas, para eso, son ciegos que miran. Ellos no sollozan temblorosos como nosotros al leer tus escritos. Imposible, padre, el misti es misti.
Padre mío, algo tenía que decirte; quizá cuando hablé de los poetas habrás dicho: “¡Inclusive a nosotros se está refiriendo este cholo!” No, padre, de ninguna manera. ¿Acaso en tu novela “Los Ríos Profundos” no relatas en forma encantadora lo de nuestra madre chichera? ¿Acaso leyendo esas cosas no llegué a llorar en silencio en mí rincón de la cárcel de Arequipa? ¿Y así iba a decir de ti “no habla de la lucha del hombre común”? Y no sólo eso, padre. A ti, ya estando en la cárcel de Arequipa, te conocí bien. Y al conocerte dije: “¡Ya está carajo, ahora el mismo indio está hablando!” Así te miré. Pero desde antes, desde mi infancia respeté a los señores mistis cuando escribían a favor del indio. Por eso, aunque son mistis, mucho respeto a esos señores: Clorinda Matto, Ciro Alegría, Jorge Icaza, Enrique López Albújar. Esos señores pusieron la semilla en mi corazón cuando sólo era un muchacho, ellos también ayudaron para que mi sangre hirviera, me hicieron ver lo que no veía. Además por eso respeto a mi hermano, él me hizo conocer lo que escribieron esos señores; él mismo escribió un poco en su juventud.
Por esa experiencia mía, te digo padre: Lo que escribes no es sólo para mostrar a los no-indios de todas las naciones, que nosotros somos gentes; no es sólo eso, padre. Ablanda el corazón de nuestro propio pueblo, lo despierta. Claro que tú todavía no ves a dónde llega la semilla que derramas. Quién sabe, en qué jóvenes corazones se está regando hermosamente esta semilla. Así como Ciro Alegría, Icaza, no supieron que en mi corazón yo regaba su semilla. Ellos, siendo mistis, sembraron bien para que madure así en lucha ¿Y así no iba a madurar en forma preciosa lo que como indio siembras?
Para que veas que tengo la raíz del propio hombre, la raíz brotada de nuestra propia tierra, te envío este relato que hago de mi padre Lorenzo. Eso no es cuento, padre; ahí estoy relatando lo realmente sucedido, también los nombres son verdaderos.
Desde hace tiempo quería relatar acerca de ese gran hombre, para que todos vieran la fuerza de nuestra raíz india. Sólo tiempo me faltaba para hacer eso. Pero ahora al enterarme que estás enfermo, dije: “De una vez lo haré para enviarlo a mi padre José María; para que por lo menos con eso se alegre en su enfermedad, para que se alegre con nuestra triste alegría.” Diciendo esto, padre, lo hice rápido, y ahora te lo estoy enviando con todo mi corazón.
Hasta otro día padre, sangre de mi sangre, pena de mi pena, alegría de mi alegría.
Si sólo fuese por mí, jamás acabaría esta carta, cuando tantas cosas tengo que decirte.
Hasta otro día padre:
Hugo Blanco

El Maestro

(Enviado a José María Arguedas el 25-11-69, cuatro días antes del balazo que acabó con su vida. Con una carta recibida y no leída, o leída a medias).

A las hojas de una mostaza silvestre sancochadas, llamamos "yuyu hauch´a". Nos gusta mucho, a pesar de que evoca la muerte en su causa más extendida y silenciada: El hambre.

Cuando viene el hambre, devora habas, maíz, papas, chuño (papa helada y deshidratada); no deja nada al indio... más que esas hojas, ya sin manteca, sin cebolla, sin ajos, hasta sin sal. Después de esas y esas hojas, viene la muerte, son sus "heraldos verdes". Viene la muerte con diferentes seudónimos en Castellano y en Quechua: tuberculosis, anemia perniciosa, neumonía, pujui (manantial), wayra (viento), layqa (brujería). Se la llama por sus seudónimos porque su verdadero nombre es mala palabra: Hambre.

Pero el yuyu hauch´a no tiene la culpa de esto, por eso nos gusta tanto. No digo que sea rico, yo no entiendo de esas cosas; ya me equivoqué con el chuño, yo decía que era muy rico y la gente entendida afirma que es insípido. Por eso yo sólo digo que nos gusta mucho aunque nos recuerde las hambrunas. Esas hambrunas en las que a veces los gringos (¡tan buenitos ellos!) nos mandan de limosna maíz con gorgojo y "leche" en polvo; que llegan a la parroquia, a la alcaldía o a la gobernación, y de allí pasan a servir de alimento a los chanchos de los hacendados.

Yo no pido que nos repartan esa limosna, yo exijo que nos devuelvan lo nuestro para que no haya hambrunas. Fue mi primo hermano, Zenón Galdos, quien pidió que se repartiera; le costó caro; por exigir eso, el señor Araujo, alcalde de Huanoquite, lo mató de un balazo. El señor Araujo no está preso, es de buena familia.

Un domingo de mil novecientos cuarentaytantos, saboreando mi ración de yuyu hauch´a, conversaba con la campesina que lo vendía, sentada en el barro del mercado de San Jerónimo, Cusco. Conversábamos el tema del día: los temblores. Ella me explicó su origen: Eran enviados como castigo porque los indios de ayllu se levantaron contra los padres dominicos de la hacienda "Pata-pata", Así lo manifestó el señor cura durante la misa de esa mañana: "El demonio no ha muerto, está en el hospital del Cusco". El señor cura no dijo que la muerte del "demonio" era la condición para que cesen los temblores, la campesina lo entendió así por su cuenta.

-¿Morirá?

-Seguro, está muy mal dicen, por su culpa todo esto...

Ella no quería temblores ni quería ir al infierno, por eso sus palabras condenaban al "demonio".

Pero su cara, su voz, el barro en que estaba sentada, el yuyu hauch´a, su corazón: todo eso era de tierra, de tierra como el "demonio" que estaba en el hospital, de tierra que gritaba silenciosamente su desesperado anhelo de que el "demonio" se salvara.

Y se salvó nomás Lorenzo Chamorro...Se salvó a medias porque quedó inválido. El médico le dijo:"Sólo un indio como tú puede estar vivo con seis agujeros en las tripas; lo que te fregó es que la bala te afectó la columna vertebral".
Y así lo conocí tiempo después, ya en su rincón: Lagañas, mugre, muletas, poncho grande, voz vibrante, ojos fuego.
Lo miré y supe que era verdad que producía temblores: Mi sangre temblaba, mis siglos temblaban cuando me acerqué a abrazarlo.

-Tayta, cuéntame.

Y me dijo cosas que yo ya sabía: Que la hacienda "Pata-pata" de los dominicos continuaba arrebatando tierras a la comunidad, que la comunidad tenía títulos de propiedad, que la justicia no llegaba nunca, que los campesinos organizaron sindicato, que él era el Secretario General, que quisieron sobornarlo, que no cedió; que lo amenazaron, que no cedió; que cuando estaban trabajando las tierras en litigio vinieron el Prior del Convento de Santo Domingo y sus matones, que, como los matones no lo conocían, el Prior lo señaló "con la misma mano que consagra al Santísimo", que entonces recibió los balazos de uno de los matones .

-Todos mis compañeros corrieron a atenderme; yo les decía:"¡No!", ¡déjenme! ¡Agárrenlo a él! ¡Déjenme...! ¡Agárrenlo....!", y ¡ahí nomás me desmayé!

No hubo cárcel para los heridores del indio, ni indemnización para el indio herido; se sobreentiende; estamos en el Perú.
Los campesinos temían ir a visitarle en su rincón de inválido, era peligroso... comprometedor... Pero las campesinas iban... "sólo a visitar a su mujer", ...hasta que el señor cura se enteró y tuvo que explicar desde el púlpito:

-Hijos míos, el señor ha perdonado a este pueblo pero ustedes abusan de su bondad, vuestras mujeres siguen visitando la casa del demonio. ¡Va a caer lluvia de fuego sobre San Jerónimo!...

Las campesinas evitaron la lluvia de fuego, dejaron de ir donde la mujer de Chamorro.

-Mi hijo mayor lloraba mucho tocando su guitarra, de pena se ha muerto.

Yo seguí visitándolo, en busca de la lluvia de fuego, la sentía, escuchando relatos desconocidos:

-¿Conoces el cerro Pícol?
-Si, tayta, desde el Cusco se ve; también desde el camino a Paruro; desde bien lejos se ve ese cerro.
-Eso también querían quitarnos. Mandaron guardias a caballo. Nosotros estábamos preparados.

Los guardias no se dieron cuenta de que el camino se contorsionaba para dificultarles el ascenso; no veían que los p´atakiskas (cactus) abrían sus brazos erizados de espinas amenazándolos; no notaron el odio de las piedras, de los guijarros; no comprendieron que si la gran herida roja del cerro tomaba color humano, era por la cólera, la santa cólera de ver guardias donde sólo debía haber hombres.
De pronto algunas piedras se movieron, no eran piedras, eran indios honderos como los de antes, como los indios de siempre, con las hondas de siempre. Las hondas de las huestes de Túpac Amaru, las hondas que lanzan el grito de rebelión:"¡Warak´as!".
Pero esta vez los proyectiles no eran los de siempre, no eran las piedras indias... ¡Dinamita!
Se atascó el cerebro de los guardias; antes de que se dieran cuenta de lo que sucedía, los caballos estaban en dos patas y ellos en cuatro; corriendo ladera abajo en medio de las explosiones, sin hacer caso a los brazos feroces de p´atakiska, que fácilmente se desprenden del cuerpo de la planta y difícilmente del cuerpo de la gente o de las bestias.

-No regresaron más. Así hay que pelear, aprende, con warak´a y con dinamita; con las mañas de los indios y con las mañas de los mistis; hay que conocer bien lo de nosotros y lo de ellos.
-Si tayta ...hay que conocer bien lo de nosotros y lo de ellos para pelear mejor.

Y las lecciones continuaban:

-Toca mi cabeza en esta parte. ¿Qué hay?
-Hueco tayta, no hay hueso, hueco nomás hay.
-Te voy a contar de ese hueco. Eso fue en Oropesa, los indios estábamos en pleito con el hacendado. Él se consiguió compadres, nosotros nos cuidábamos. Pero una vez tuvimos fiesta y nos estábamos emborrachando; en eso llegaron los compadres del hacendado queriendo matarnos a palos.

Los antiguos contendores, los de siempre, los de siglos, los de toda la tierra: De un lado, "los compadres del hacendado"; mezcla de bestias y máquinas, como todo aquel que combate para el amo, sea mercenario, mariner yanki, ranger o amarillo. Es la anti-humanidad que hiere al hombre. Máquina bestializada que no piensa. Encierra a un hermano adentro, claro está, pero, mientras no surge el hermano, es todavía eso: máquina y bestia, fabricada para herir al hombre.
De otro lado "los indios"; representantes del hombre en general, humanizados por encima de la borrachera, porque ahora sólo la rebelión convierte al hombre en hombre. "Los indios" luchando por el hombre, por la tierra; por la tierra de ellos y de todos los hombres.

-De repente nomás llegaron. A mí me agarró uno de ellos y me rompió la cabeza de un palazo; yo me caí muerto, pero me levanté para meterle el cuchillo y vuelta me caí muerto. Después no sé cuanto tiempo habrá pasado, comencé a escuchar de lejos el doble de las campanas. "¿Cómo será? -decía yo en mi adentro- ¿de mí estarán doblando o del perro del gamonal?". Después ya me moví un poco, me desperté bien y me di cuenta de que estaba vivo. Recién me puse tranquilo, "del compadre del gamonal había sido", diciendo. Así, aunque te rompan la cabeza, cuando tienes que seguir peleando resucitas.
-Si tayta.
-Con juicio nunca ganamos los indios, tiene que ser así, peleando. Los jueces, los guardias, todas las autoridades, están a favor de los ricos; para el indio no hay justicia. Tiene que ser así, peleando.
-Sí, tayta, así peleando.

Me relató muchas cosas más, me contó que sus huesos no se habían roto al saltar del tren en marcha cuando lo llevaban preso.

-¿Cuentas a tus profesores lo que te hablo?
-A algunos nomás, tayta.
-¿Qué te dicen?
-Unos me dicen "así es", te quieren tayta; otros me dicen "son ideas foráneas".
-¿Qué es eso?
-No sé, tayta.

Y las lecciones de "ideas foráneas" seguían. Lluvia de fuego.
Impotente, acorralado, volcaba en mí toda su candela. Pero a veces, estallaba:

-¡Carajo! ¡Ya no puedo pelear! Estas malditas piernas ya no pueden ir a los cerros. Mis manos ya no sirven. No valgo para nada. ¡Ya no puedo pelear, carajo!
-¡Si, tayta! ¡has a seguir peleando! Tú no estás viejo, tayta; tus pies, tus manos nomás están viejos. Con mis pies vas a ir donde nuestros hermanos, tayta; con mis manos vas a pelear, tayta; como cambiarte de poncho nomás es. Mis manos, mis pies, te vas a poner para seguir peleando. ¡Cómo cambiarte de poncho nomás es tayta!

Isla penal El Frontón, noviembre de 1969

Considero innecesario hoy, un partido trotskista

Compañeros del Partido Revolucionario de Los trabajadores (PRT):
Les envío un saludo por la celebración del aniversario.
Afortunadamente, después de muchos años nos mantenemos del mismo lado de la trinchera, aunque estemos en organizaciones diferentes.
Debo una explicación de las razones por las que ya no estoy en el PRT, la doy a continuación:
El PRT se fundó como una organización trotskista, y continúa siéndolo.
Yo considero innecesario hoy, un partido trotskista.
En primer lugar Trotski consideraba que el trotskismo no existía, fue el Stalinismo el que calificó como trotskista a la organización de quienes se habían agrupado para defender el Marxismo-leninismo de las tergiversaciones que a esos principios hizo la burocracia soviética encabezada por Stalin.
Existieron muchas razones que provocaron la deformación burocrática del primer estado obrero: La revolución fue atacada por 14 ejércitos que debilitaron el estado soviético. La gente estaba fatigada después de dos revoluciones y una guerra, lo mejor de la juventud soviética murió en la guerra interna contra el ejército blanco. Esa fatiga hizo que la población soviética dejara de ir a las asambleas, lo que fue aprovechado por la burocracia para apoderarse paulatinamente del poder y convertir paso a paso el partido y el estado, de haber sido instrumentos del pueblo para construir el socialismo y extender la revolución, en instrumentos para defender los privilegios de la casta gobernante que se puso por encima de la población.
Para justificar esto fabricaron una “doctrina” que la mostraban como marxismo-leninismo pero que era la justificación teórica de la política burocrática para perpetuar sus privilegios. Sus puntos más resaltantes fueron:
- La teoría del socialismo en un solo país.
- La teoría de la burguesía progresista en los países atrasados
- La teoría de la revolución por etapas, etc.
Fue contra esas tergiversaciones que se alzó el llamado trotskismo.
Trotski señaló que la burocracia, como no era una clase sino la excrecencia de la clase obrera, no tenía destino histórico y que si el estado y el partido no eran recuperados por la clase obrera iban a caer en manos de la burguesía. Fue esto último lo que sucedió, los dirigentes del Partido Comunista Soviético hoy están convertidos en los principales capitalistas neoliberales. Esto confirma la certeza de la aseveración de Trotski.
Nosotros estábamos acorralados, acusados por quienes dirigían el primer estado obrero de ser agentes del imperialismo. Ese acorralamiento produjo entre nosotros el sectarismo y el dogmatismo que provocaban múltiples divisiones en nuestras filas.
Ahora el panorama es diferente, ante el derrumbe de la Unión Soviética ya nadie cree en estupideces como el socialismo en un solo país, los partidos stalinistas se han desinflado. Uno de los partidos más poderosos era el PC francés, reducido ahora a un ridículo grupo, mientras la trotskista Liga Comunista Revolucionaria ha llegado a ser el partido más poderoso de la izquierda. Los camaradas franceses han llegado a la misma conclusión que yo: ¿Para qué ya llamarse trotskistas cuando el stalinismo ha desaparecido como lo predijo Trotski? Ahora gran cantidad de gente, especialmente jóvenes a quienes no les interesa las disputas del siglo pasado piensa como ellos. Por lo tanto se han disuelto en una formación mucho más grande, no trotskista, que se denomina Partido Anticapitalista.
Eso mismo hago yo. Ante el gran ascenso del movimiento social en el Perú encabezado por el movimiento indígena y campesino de nuestro país, de Chiapas, de Ecuador, de Bolivia, últimamente de Colombia, creo que es nuestra obligación construir una opción amplia de todos quienes estamos por la reivindicación de nuestros ancestrales principios colectivistas, por la defensa de la naturaleza frente al neoliberalismo que exalta el super-individualismo y destruye la naturaleza.
Los movimientos sociales son quienes están a la cabeza de las grandes batallas: Moquegua, los hermanos amazónicos, en estos momentos acá en mi departamento del Cusco la rebelión de Canchis, etc. Junto con ellos estoy dedicado a forjar la gran organización política que exprese esa lucha política que están llevando esos pueblos.
El 12 de octubre, en la segunda cumbre de los pueblos, junto con muchos representantes del combativo movimiento social, hemos aprobado la forja de una expresión política propia de los movimientos sociales, el Movimiento Cumbre de los Pueblos, desde dentro del cual lucharemos por el derrocamiento de este sistema excluyente, por un estado multinacional.
Espero que más tarde o más temprano nos encontremos en él, que en estos momentos está dirigiendo la lucha en la provincia de Canchis.
Con un abrazo revolucionario me despido de ustedes:
Hugo Blanco
Cusco, 24 de octubre del 2008

Hugo Blanco en la historia del Perú - Rodrigo Montoya

Hugo Blanco en la historia del Perú
Rodrigo Montoya Rojas

Fue detenido y puesto en libertad vigilada, otra vez, como tantas en el pasado, desde que la Federación de Campesinos del Cusco decretó, en 1961, la primera reforma agraria del país. Durante el gobierno de Belaunde se le abrió un proceso y estuvieron a punto de condenarlo a muerte. Recuerdo con nostalgia y cariño una jornada de lucha en París, en 1966, por la vida de Hugo Blanco presidida por Jean Paul Sartre y presentada por Mario Vargas Llosa. No pudieron matarlo pero fue condenado a 25 años de cárcel. Hizo lo justo el gobierno de Velasco Alvarado en darle libertad, pero se equivocó cuando le pidió que se convirtiera en funcionario del régimen. Luego, le tocó partir al exilio. Volvió y obtuvo la votación más alta de los candidatos de izquierda en la Asamblea Constituyente de 1979. Podría haber sido el gran líder de la izquierda pero la división fue más fuerte que la unidad y el propio Blanco prefirió ser sólo el candidato del entonces Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT. Después, fue diputado. Un eclipse era inevitable al dejar su espacio natural de organizador y líder de masas para lidiar en el parlamento con los viejos zorros de la derecha. Siguieron algunos años de silencio cuando pasó por Chiapas, en México. De los zapatistas retomó el impulso para pensar en la política con armas nuevas. Ya no se trata de la simple lucha por la tierra sino de defender pueblos con sus propias lenguas, culturas, identidades, territorios, derecho de autodeterminación y autogobierno. De regreso a Cusco, se reencontró con el quechua que es su lengua preciosa de toda la vida y con los pueblos quechuas organizándose de otro modo. En una de las muchas veces que conversamos, me contó que volvía con humildad para ayudar y servir, no para ser otra vez el dirigente que fue. No se trata del reposo del guerrero sino simplemente de un cambio de puesto en lo que ha sido su trayectoria vital y política. Sigue siendo él mismo, desde su primer choque violento con la realidad como cuenta en un breve texto dando cuenta de su última detención:¨Mi ligazón a este caso se remonta a mi niñez en Huanoquite, Paruro, Cusco, cuando recibí el impacto de la noticia de que el hacendado Bartolomé Paz hizo que se marcara con hierro candente en la nalga de un campesino indígena sus iniciales: BP. Naturalmente el señor Paz no fue detenido, eso no se podía hacer con una persona de respeto. Probablemente ese hecho marcó el sentido de mi vida. Ahora, su hijo, Gustavo Paz, heredero de la hacienda, arrebata las tierras del anexo Markhura de la comunidad indígena de Tantarcalla, habiendo inclusive instalado en ellas un corral que es utilizado para el depósito de ganado robado…”. Recibe, querido Hugo, un hondo abrazo, lleno de gratitud por lo que hiciste y haces para que acabe de una buena vez el reino de los señores de la tierra y sus siervos. Después de las tomas de tierras y las reformas agrarias, otro es el rostro del Perú. Publicado en La República del sábado11 de octubre de 2008, Lima

Eterno retorno de Hugo Blanco - Antonio Zapata

La República
Eterno retorno de Hugo Blanco

Antonio Zapata

La semana pasada un juez del Cusco ordenó la detención de Hugo Blanco, supuestamente por negarse a comparecer en una diligencia judicial. En realidad, afronta un proceso originado en la venganza de un pequeño gamonalillo, que se siente ultrajado porque la comunidad campesina, con asesoría de Blanco, le ha ganado más de un pleito. En alianza con algún mal funcionario de la Corte del Cusco le tendieron una celada y alegaron que no se había presentado a una citación, que nunca le había llegado. Este pequeño suceso trae a colación el papel de Hugo Blanco en la historia nacional y permite recordar cómo, hasta hoy, su trayectoria vital genera adhesiones y rechazos muy marcados.

Blanco asumió el liderazgo de la lucha campesina en La Convención y Lares al comenzar los años sesenta. Estos valles se habían repoblado después de la invención del DDT durante la Segunda Guerra Mundial, permitiendo controlar plagas de paludismo que habían diezmado a la población anterior. Sus terratenientes eran dueños de inmensas extensiones que cultivaban con un régimen de servidumbre. Los hacendados contrataban arrendires y les daban una extensión del monte a cambio que laboren algunos meses gratis en el dominio del señor, quien se reservaba para sí una extensión de tierra ya clareada. Los arrendires a su vez contrataban allegados y estos suballegados, generando una cadena de servidumbres. Blanco organizó a los campesinos más acomodados, a los arrendires, y con ellos emprendió una lucha sindical por la tierra. Organizó huelgas e invasiones hasta paralizar por completo los dos valles e imponer un nuevo orden campesino. La policía lo capturó y fue trasladado para ser juzgado en Arequipa.

Fue un gran personaje mediático; durante el juicio multiplicó declaraciones en diarios y revistas y salió en cientos de fotografías en los medios. Para aquel entonces ya había sido entrevistado en el monte por Caretas y era una estrella popular. Su gesto rebelde era una continuidad de los barbudos de Castro en Sierra Maestra. Además, ganó su lucha.

En efecto, estando encarcelado y condenado a 25 años de penitenciaría, el gobierno militar de 1962-1963 ordenó la realización de una reforma agraria en los dos valles donde Blanco había dirigido la lucha. Las haciendas fueron expropiadas y la tierra fue repartida entre los campesinos. A continuación, se formaron cooperativas de comercialización que, combinadas con la posesión individual de la tierra, han dado un excelente resultado. La Convención y Lares son valles bastante prósperos en comparación a otras zonas del Ande. Cabe destacar que poseen una canasta de productos de exportación liderados por el café, que ha permitido realizar buenos negocios.

A continuación, Blanco fue amnistiado por el gobierno de Juan Velasco, pero casi inmediatamente deportado. Estuvo en Suecia varios años y volvió para las elecciones de la Asamblea Constituyente de 1978. Su éxito fue rotundo. Ya se habían concretado tanto la reforma agraria de 1969 como la gran migración provinciana a la capital. Pues bien, en estos dos espacios, los campesinos y sus hijos, vieron en él al símbolo que los había emancipado del servilismo. Su votación fue extraordinaria y la obtuvo casi sin organización ni propaganda. Fue su espíritu el que entusiasmó a la gente más simple y corriente de este país.

Estuvo en el Congreso varias veces; fue parlamentario y no destacó especialmente en estos menesteres. Pasó por México, colaboró con los zapatistas y regresó. Ese día se fue de peregrino de las causas que ha defendido siempre. Vuelto a su Cusco natal asumió el papel que desempeña hasta hoy, como organizador de la Federación Campesina; así, anda detrás de cuanta injusticia se presenta contra los trabajadores del campo.

En Blanco es admirable la vuelta a los orígenes y cómo esta, en la tercera edad, permite un nuevo florecer. En su caso es el indigenismo. Blanco se ha vuelto partidario de un Perú que, así como él, vuelva a su punto de partida para encontrarse consigo mismo y hallar la elusiva integración nacional. Ese movimiento sería en dirección a la cultura andina, en búsqueda de un mañana moderno diseñado sobre una matriz indígena.

Thursday 27 November 2008

Nuestra Cultura (English version)

Over the course of more than 10,000 years, the rich biodiversity of the Andes-Amazon region has created a culture that is closely interlocked with Pachamama (Mother Nature). This culture is marked by deep knowledge of nature and is highly agricultural. Ours is one of the seven zones of the world to have originated agriculture. It has yielded the greatest variety of domesticated species. This has given rise to a cosmic vision different from the Western outlook that views the creator as a superior immaterial spirit who created man in his image and likeness and created nature to serve him. For the indigenous cosmic vision, humanity is a daughter of and part of Mother Earth. We must live in her bosom in harmony with her. Each hill or peak, each river, each vegetable or animal species has a spirit.

Indigenous, collectivist mentality is strong enough to have endured solidly through 500 years of invasion and the dictatorship of individualism.

The Quechua and Aymara name for the campesino community is ayllu. It is bound by strong ties, many expressed in work (ayni, mink'a, faena) and in all aspects of life. The community is not restricted to persons. It entails a close communal relationship with cultivated species, with medicinal species, with animals and plants that tell cultivators about seasonal variations, and, more broadly, with all animal and vegetable species, with rain, and with the land.

The development of agriculture and tending of livestock, which in other latitudes led to slavery and feudalism, led in Abya Yala (the Americas) to new forms of collectivism. In the Andes zone it led to a state that extended over the territories of six present-day countries ­ Tawantinsuyo (called "empire" by the invaders out of the same ignorance that led them to call the llama "big sheep.")

It's true that the new forms of collectivism gave rise to privileged castes and wars of conquest. But in no part of the continent was production based on slave labor or the feudal system.

For more than 10,000 years our culture domesticated 182 plant species, including around 3,500 potato varieties.

Our people know 4,500 medicinal plants.

Tawantinsuyos planned agriculture based on a system of watersheds and micro watersheds or basins.

They built long aqueducts, taking care to avoid land erosion.

Terracing was practiced on the slopes and "waru-waru" in the altiplano (highlands).

Special technologies were used from zone to zone.

Across the entire Tawantinsuyo territory they created storage buildings (qolqa) to supply food to the population whenever some climatic shift undermined agriculture.

Although there were privileged castes, hunger and misery did not exist. Orphans, persons with disabilities, and the elderly were cared for by the community.

The invasion

The backbone of this social organization, of the agricultural infrastructure and food reserves, was crushed by the invasion.

Europe was then passing from feudalism to capitalism. The invasion was a capitalist action. They came looking for spices, believing they had reached India. They found none, but did find gold and silver.

Mining had existed as a marginal activity, but it now became the center of the economy. To exploit the mines they used a system worse than slavery. The slave owner is concerned about the health of his slave just as he's interested in the health of his donkey. The mine owner in Peru received annually a certain quantity of indigenous people in order to "indoctrinate" them. Regardless of how many of them died, the next year he would receive the same number. Hence, youth and adults were sent into the mines and never left until they died. Because of this, young indigenous people committed suicide and mothers killed their children to free them from torment. This practice diminished following the Tupac Amaru rebellion.

Agricultural work took place through a feudal system. The Europeans took the best lands from the community and converted them into latifundios(huge estates or latifundia). Community inhabitants became serfs on their own lands. They had to work freely for the feudal lord in exchange for permission to cultivate a small plot for their own needs.

For many reasons a huge decline in agriculture took place:

Canals, terracing, and waru-warus were destroyed because of ignorance and lack of care.

Until this day no planning in terms of watersheds and micro watersheds has been carried out. Chaos took hold and persists.

With the importation of foreign domestic animals to the zone, the environment deteriorated. The auquenidos (camelid) cut pasture grass with their teeth, but cows, horses, and sheep uproot it.

The invaders vented their superstitions on our crops. Our agricultural mentality didn't suit their cultured ways. So the "exterminators of idolaters" went after plants like the papa, also known as Santa Padre (Holy Father). They renamed it patata, the word used in Spain. This passed into English and other languages as "potato." They also damned kiwicha or amaranto (amaranth).The coca plant, which the famous doctor Hipólito Unanue called the "supertonic of the vegetable kingdom," is to this day the target of superstition and excessively harmful prejudice in "refined" circles.

The invaders pillaged the food stockpiles located across the territory to cope with times of hunger brought on by climatic irregularities.

Taking their behavior as a whole, we find that European imposition of hunger and misery -- their cultural contribution -- was even more deadly than their massacres and the smallpox they spread among us.

Rebellions and republic

From the beginning, our people rebelled against the invaders. Numerous insurrections took place, beginning with Tupac Amaru II's rebellion. It spread all the way to Bolivia and lasted even after his cruel torture and assassination.

Later the so-called Revolución de la Independencía took place. It did not signify any noticeable change for the indigenous population.

The generals of "independence" were awarded "haciendas" (the new name for the feudal latifundia), "Indians" and all.

The hacienda system consisted basically of the free labor of the colono (serf) for the hacienda. There were other aspects to this serfdom.

The colono had to turn over some of his animals that grazed on natural pastures to the master. He made long treks with pack mules burdened with hacienda produce. They lasted days and he had to sleep out in the open. The owner mistreated him physically and morally. He could jail him and rape the women. The serf's children did not go to school either because they had to work, or there were no schools, or the master forbade it.

Our land struggle in the 1960s

The hacienda feudal system lasted until the second half of the last century.

The spread of capitalism to the countryside weakened it in many ways:

New large-scale mining absorbed labor from the haciendas.

New mechanized latifundia expelled the serfs and employed an agricultural proletariat.

New high-priced crops required more labor time, pressing the hacienda owner to demand more work from his serfs and to expel them in order to take over their plots. The serfs, on the other hand, needed more time for their own labors and resisted the theft of their plots.

We organized ourselves to struggle against the new outrages. Given the intransigence of the landlords, the struggle became a fight for possession of the land.

Our defensive action not only set us against the landlords but also against the government which defended the feudal system.

In over 100 haciendas we refused to work for the landlords. But we continued to work our own plots. This was in practice an agrarian reform. The government repressed us with arms and we defended ourselves with arms. The military government of the day crushed the armed self-defense; but it took note that it would be impossible to re-implant feudal serfdom. It opted to pass an agrarian reform law - only in this zone - legalizing campesino possession of the land. But indigenous campesinos in other zones of the country rebelled and took over haciendas. This was violently repressed, but could not be effectively contained. Hence, a subsequent reformist military government felt obliged to decree an agrarian reform at the national level.

In this way, we took advantage of capitalism's weakening of the feudal system to take over the land. In this same epoch the Brazilian campesino movement was shattered. Capitalism triumphed there. Its victims are now struggling courageously in the "Landless Workers' Movement."

For this reason Peru is, with the likely exception of Cuba, the country of the continent with the greatest proportion of landowners, either of communal or private plots.

Some campesinos from the epoch of struggle for the land feel the qualitative change. "Now we are free," they say. They consider that breaking down feudal servitude also broke them free from the yoke that had gripped them.

Following the rupture they worked for education, building schools and paying men and women teachers. Later they fought to get the state to pay them. They built health centres and fought to get the state to pay for health services.

They got the vote and elected their own mayors. They fought against mining pollution. They struggled to assume in a collective manner police and judicial functions, to replace corrupt cops and judges. They fought against corrupt authorities of any stripe - and for many other things.

They feel that breaking from feudal servitude freed them to spread wings and carry the struggle forward.

Current struggles

Most current struggles of indigenous campesinos are against the killing of Pachamama, Mother Earth; against depredations by the large companies, mainly mining, but also petroleum and gas. Previous Peruvian governments were servants of feudal lords; today they serve the great multinationals. They act against the Peruvian people and against nature.

Living conditions are another cause of struggle. There is more and more unemployment, and the standard of living is falling. In the countryside this is due to excessively low prices for farm products. This is linked to the struggle against the Free Trade Agreement with the United States that will demolish our agriculture for the benefit of large, subsidized imperial firms.

The indigenous movement, together with the rest of the Peruvian population, is fighting against corruption and to get their own representatives into local governments. People often suffer betrayals because there is no system for authentic democratic control.

Our allies


The indigenous movement is not alone. Although it is the most vigorous and persevering, it is not unique. The rest of the people are struggling together with us.

Intellectuals called indigenistas, whether indigenous or not, merit special mention. Ever since the oppression of the original peoples of our continent began there have been individuals who have struggled against it and to defend our culture.

The work of Father Bartolomé de las Casas is known.

In Peru there were notable political figures like González Prada and Mariátegui. Writers like Clorinda Matto, Ciro Alegría, José María Arguedas. Painters like José Sabogal. Musicians like Alomía Robles, Baltasar Zegarra, Roberto Ojeda, Leandro Alviña, and so on.

The meaning of our struggle

We are defending our culture in its diverse aspects: our cosmic vision, social organization, our rituals and agricultural know-how, medicine, music, language, and many others.

We do not claim that our culture is superior to others. We are struggling to stop it from being considered inferior.

We want to be respected as equals.

We have been educated to harmonize equality and diversity. Peru is a mega-diverse country, both geographically and demographically. We have 82% of the world's 103 natural life zones. Our inhabitants speak 45 different languages. The great Inca Sun God celebration was not exclusive. It had a procession of different peoples with diverse gods. The notion of "one God" did not exist. We are for the equality of the diverse; we are against homogenization (igualitarismo).

On the one hand we respect diverse individualities and particularities. On the other, we oppose individualism. Ours is a culture of solidarity.

We don't seek a return to the past. We know we must make the best in general of advances in human culture.

That does not contradict our resolve to go back to our own roots. Our past will be vividly present in our future.
We love and care for Pachamama. We fervently yearn to return to basing our economy on our rich biodiversity, through agriculture and natural medicine, along with any modern advances that do no harm.

We don't want our social system to be based on the deep-seated, antisocial individualism that the invaders brought here. We intend to recover and strengthen at all levels the vigorous, collectivist solidarity and fraternity of the ayllu, making use, as well, of universal knowledge that is not harmful.

We dream that the past 500 years of crushing blows are just a passing nightmare in the ten thousand years of building our culture.



Hugo Blanco was leader of the Quechua peasant uprising in the Cuzco region of Peru in the early 1960s. He was captured by the military and sentenced to 25 years in El Fronton Island prison for his activities. While in prison, he wrote Land or Death: The Peasant Struggle in Peru. It was published in English by Pathfinder Press in 1972(*) and is must-reading for anyone who wishes to understand the liberation struggles of peasants and indigenous people in that region.
An international defence campaign that gained the support of such figures as Ernesto Che Guevara, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, and Bertrand Russell succeeded in winning his freedom. After a period in exile in Mexico, Chile, and Sweden, Blanco returned to Peru where he won election to the national parliament on a united left slate. He has continued to play an active role in Peru's indigenous, campesino, and environmental movements, and writes on Peruvian, indigenous, and Latin American issues.
The article was translated Phil Cournoyer. In the 1960s Cournoyer participated in the worldwide defence campaign to win Blanco's freedom and a decade later coordinated a cross-Canada speaking tour of the Peruvian indigenous leader.
This essay was first published in Spanish (under the title Nuestra Cultura) in the magazine Sin Permiso in its June 2007 edition. Sin Permiso is a Spanish-language quarterly socialist magazine and a monthly e-zine edited by a multinational team that includes the author.

Nuetsra Cultura - Septiembre 2007

La riqueza de la biodiversidad andino-amazónica ha creado a lo largo de más de 10,000 años una cultura profundamente compenetrada con “Pachamama” (Madre Naturaleza), con gran conocimiento de la naturaleza y elevadamente agrícola. Es una de las 7 zonas del mundo que han originado la agricultura y aportado con mayor variedad de especies domesticadas. De esto deriva una cosmovisión diferente a la “occidental” que sitúa al creador como un espíritu inmaterial superior que creó al hombre a su imagen y semejanza y a la naturaleza al servicio de él. En la cosmovisión indígena la humanidad es hija y parte de la Madre Naturaleza y debe vivir en su seno en armonía con ella. Cada cerro tiene espíritu, cada río, cada especie vegetal o animal los tienen.

La mentalidad colectivista indígena es tan fuerte que perdura sólidamente luego de 500 años de la invasión y de dictadura del individualismo.

“Ayllu” es el nombre quechua y aymara de la comunidad campesina ligada por fuertes lazos que tiene múltiples manifestaciones en el trabajo (“ayni”, “mink’a”, “faena”) (1) y en todos los aspectos de la vida. La comunidad no se restringe a las personas, se extiende a estrecha relación comunal con las especies cultivadas, con las especies medicinales, con animales y plantas que indican al agricultor sobre las variaciones de los tiempos agrícolas (2), y en general con todas las especies animales y vegetales, con la lluvia, con la tierra.

El desarrollo de la agricultura y la ganadería que en otras latitudes condujo al esclavismo y al feudalismo, en “Abya Yala” (América), llevó a nuevas formas de colectivismo. En la zona andina condujo a un estado que abarcó territorios de actuales 6 países, el “Tawantinsuyo” (denominado “imperio” por la misma ignorancia de los invasores que les llevó a denominar “oveja grande”a la llama).

Es cierto que las nuevas formas del colectivismo llevaron al surgimiento de castas privilegiadas y a guerras de conquista, pero en ninguna parte del continente la producción se basó en el trabajo esclavo ni en el sistema feudal.

A lo largo de más de 10 mil años nuestra cultura domesticó 182 especies de plantas, entre ellas alrededor de 3,500 variedades de papa.

Nuestro pueblo conoce 4,500 plantas medicinales.

El Tawantinsuyo planificaba la agricultura por cuencas y microcuencas.

Se construyeron largos acueductos cuidando que no erosionaran la tierra.

Se hicieron terrazas en las laderas y “waru-waru” (3) en el altiplano.

Se usaba tecnología especial para las diferentes zonas.

En toda la extensión del territorio tawantinsuyano había almacenes (“qolqa”) para proveer de alimentos a la población en caso de que algún fenómeno climático perjudicara la agricultura.

Aunque había castas privilegiadas no existieron el hambre y la miseria. Los huérfanos, inválidos, ancianos, eran atendidos por la comunidad.

La invasión
La espina dorsal de esa organización social, de la infraestructura agrícola, de la planificación agrícola y de la de reservas fue quebrada por la invasión.

Europa atravesaba por el tránsito del feudalismo al capitalismo. La invasión fue una acción capitalista, vinieron buscando especias creyendo que llegaban a la India, no las encontraron, pero hallaron oro y plata.

La minería, que existía, pero como una actividad marginal, se convirtió en el centro de la economía. Para explotar las minas usaron un sistema peor que el esclavismo. Al amo esclavista le interesa la buena salud de su esclavo como le interesa la buena salud de su burro. El dueño de la mina en el Perú recibía anualmente determinada cantidad de indígenas para “adoctrinarlos”. Independientemente de cuántos murieran, al año siguiente volvía a recibir la misma cantidad. Por lo tanto los jóvenes y adultos eran introducidos a la mina y no salían hasta después de muertos. Debido a esto había suicidios de indígenas jóvenes y madres que mataban a sus hijos para librarlos del tormento. Luego de la rebelión de Tupac Amaru disminuyó esa práctica.

El trabajo agrícola fue ejecutado por el sistema feudal. Las mejores tierras fueron arrebatadas por los europeos a las comunidades y se convirtieron en latifundios feudales transformando a los comuneros en siervos en sus propias tierras, que debían trabajar gratuitamente para el señor feudal a cambio de que se les permitiera cultivar para sí una pequeña parcela.

Hubo un enorme retroceso en la agricultura por muchas razones:

Por ignorancia y descuido fueron destrozados canales, terrazas y waru-warus.

Se suprimió hasta hoy la planificación por cuencas y microcuencas, se implantó el caos que continúa.

Con la importación de animales domésticos extraños a la zona se deterioró el medio ambiente, pues mientras que los auquénidos cortan el pasto con los dientes, las vacas caballos y ovejas lo sacan de raíz.

La superstición de los invasores contra nuestros cultivos: Como nuestra mentalidad agrícola les rendía culto, eran perseguidos por los “exterminadores de idolatrías”. Eso sucedió con la papa que además llevaba el nombre del “Santo Padre”, por lo que se le cambió a “patata” como se la llama en España y que es el que ha pasado al inglés y otros idiomas. También la kiwicha o amaranto estuvo maldita. La coca, el “supertónico del reino vegetal” como la llamó el célebre médico Hipólito Unanue, contra la cual aún hoy en día se mantiene supersticioso y excesivamente nocivo prejuicio en los sectores “cultos”.

Los almacenes de alimentos distribuidos en todo el territorio para las épocas de hambruna producidas por irregularidades climáticas fueron saqueados por los invasores.

Con todo ese comportamiento, más mortal que sus masacres y la viruela que nos trajeron, se instituyeron el hambre y la miseria como aportes culturales europeos.


Rebeliones y República

Nuestro pueblo se rebeló desde un inicio contra los invasores, fueron numerosas las insurrecciones, comenzando por Tupac Amaru I, un gobernante puesto por los españoles para utilizarlo, lo mismo que Manco Inca. Los más notorios rebeldes posteriores fueron Juan Santos Atawallpa y Tupac Amaru II, cuya insurrección se extendió a Bolivia y se mantuvo aún después de su asesinato luego de crueles torturas.

Luego se realizó la llamada “Revolución de la Independencia” que para la población indígena no significó un cambio notable. Se premió a generales de la “Independencia” con “haciendas” (que era el nuevo nombre de los latifundios feudales) con todo e “indios”.

Las rebeliones continuaron.

El sistema de hacienda consistía fundamentalmente en el trabajo gratuito del “colono” (siervo) para la hacienda. Había otros aspectos del servilismo:

Debía entregar parte de sus animales que se alimentaban de pastos naturales al amo. Hacía largos viajes conduciendo las cargas de los productos de la hacienda en acémilas durante varios días durmiendo a la intemperie. El patrón le maltrataba física y moralmente, tenía el derecho de prisión, el derecho de violar a las mujeres. Los niños de los siervos no iban a la escuela por falta de tiempo pues debían trabajar, por falta de escuelas y por prohibición del patrón.

El sistema feudal de haciendas duró hasta la segunda mitad del siglo pasado.

Fue debilitado por el ingreso del capitalismo al campo en muchas formas:

La introducción de la gran minería que absorbía la mano de obra de las haciendas.

La instalación de latifundios tecnificados que expulsaban a los colonos y usaban proletariado agrícola.

La introducción de cultivos de exportación de precio elevado que requería de mayor tiempo de trabajo presionando al hacendado a exigir más tiempo de trabajo a sus colonos y a expulsarlos para arrebatar sus plantaciones, mientras que los colonos también requerían más tiempo y se resistían al robo de sus plantaciones.

Nosotros nos organizamos para luchar contra los nuevos atropellos y ante la intransigencia de los hacendados la lucha se convirtió en combate por la posesión de la tierra.

Nuestra acción defensiva no sólo nos confrontaba con los hacendados sino también con el gobierno que defendía el sistema feudal.

Nos negamos a trabajar para los latifundistas en más de 100 haciendas, pero continuábamos trabajando nuestras parcelas, lo que en la práctica fue una reforma agraria. Fuimos reprimidos en forma armada por el gobierno, nos defendimos también con las armas. El gobierno militar de entonces aplastó la autodefensa armada pero se dio cuenta de que iba a ser imposible reimplantar el servilismo feudal, optó por emitir una ley de reforma agraria sólo para esa zona, legalizando la posesión de la tierra por el campesinado, pero el campesinado indígena de otras zonas del país se rebeló tomando las haciendas, lo que fue violentamente reprimido pero no pudo ser eficazmente contenido, de modo que otro gobierno reformista militar se vio obligado a decretar la reforma agraria a nivel nacional.

Así sucedió que el debilitamiento del sistema feudal iniciado por el capitalismo fue aprovechado por nosotros para tomar la tierra. En esa misma época fue aplastado el movimiento campesino brasileño, ahí triunfó el capitalismo cuyas víctimas luchan ahora valientemente en el “Movimiento de los Trabajadores sin Tierra”.

Por esa razón el Perú es, a excepción probablemente de Cuba, el país del continente donde hay mayor cantidad de propietarios de la tierra, tanto comuneros como pequeños parceleros.

Hay campesinos de la época de la lucha por la tierra que sienten el cambio cualitativo, dicen “ahora ya somos libres”, consideran que roto el sistema de servidumbre feudal han roto el yugo que les tenía sujetos.

A partir de esa ruptura trabajaron por la educación construyendo escuelas y pagando maestr@s, luego lucharon para que l@s maestr@s fueran pagad@s por el estado. Construyeron postas sanitarias y combatieron para lograr que el estado pagara los servicios de salud.

Consiguieron tener voto y elegir alcaldes de su seno. Luchan contra la contaminación minera. Luchan para ser ellos colectivamente quienes asuman las funciones policiales y judiciales en lugar de policías y jueces corruptos. Luchan contra todo tipo de autoridades corruptas. Y por muchas otras cosas.

Sienten que con la ruptura del servilismo feudal se les desataron las alas para continuar su lucha.
Las luchas actuales

La mayor parte de las luchas actuales del campesinado indígena son contra el asesinato de “Pacha Mama”, la Madre Naturaleza, la depredación desarrollada por las grandes compañías, fundamentalmente mineras, pero también petroleras y gasíferas. Así como los gobiernos peruanos antes eran sirvientes de los señores feudales, ahora lo son de las grandes compañías multinacionales, contra la población peruana y contra la naturaleza.

Otra razón de las luchas es por las condiciones de la forma de vida, cada día hay más desocupación y crece el deterioro del nivel de vida; en el campo esto se da por los precios excesivamente bajos de los productos agrícolas. Parte de esto es la lucha contra el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos que hundirá más nuestra agricultura en beneficio de las grandes empresas imperiales subsidiadas..

El movimiento indígena junto con el resto de la población peruana combate contra la corrupción de las autoridades y por tener representantes suyos en los gobiernos locales: como no hay un sistema de auténtico control democrático, son frecuentes las traiciones que el pueblo sufre.

Nuestros aliados

El movimiento indígena no está solo, aunque es el sector más vigoroso y perseverante, no es el único, junto a él lucha el resto del pueblo.

Merecen especial mención los intelectuales, indígenas o no, llamados indigenistas. Desde el comienzo de la opresión a los pueblos originarios de nuestro continente, ha habido personas que lucharon contra ella, y en defensa de nuestra cultura.

Es conocida la acción del padre Bartolomé de Las Casas.

En el Perú fueron notables políticos como González Prada y Mariátegui, Escritores como Clorinda Matto, Ciro Alegría, José María Arguedas. Pintores como José Sabogal. Músicos como Alomía Robles, Baltasar Zegarra, Roberto Ojeda , Leandro Alviña, etc.

El sentido de nuestra lucha

Defendemos nuestra cultura en sus diversos aspectos: Cosmovisión, organización social, nuestros rituales y saberes agrícolas, medicina, música, lenguaje, y muchos otros aspectos.

No pretendemos que nuestra cultura es superior a las otras, luchamos para que no se considere inferior. Queremos que se nos respete como a iguales.

Hemos sido educados en la armonización de igualdad en la diversidad. El Perú es un país megadiverso, tanto geográfica como demográficamente hablando. Contamos con 82% de las 103 zonas de vida natural que existen en el mundo y con habitantes que hablamos 45 diferentes lenguas. La gran celebración incaica del Dios Sol no era excluyente, había un desfile de los diferentes pueblos con sus diversos dioses, no existía la noción del “Dios único”. Estamos por la igualdad de lo diverso, en contra del igualitarismo.

Por una parte respetamos las diversas individualidades y particularidades. Por otra estamos en contra del individualismo, nuestra cultura es solidaria.

No buscamos volver al pasado. Sabemos que debemos aprovechar los avances de la cultura humana en general.

Eso no está en contradicción con que pretendamos volver a nuestras raíces, nuestro pasado estará vívidamente presente en nuestro futuro:

Amamos y cuidamos a “Pachamama”. Anhelamos fervientemente que la base de la economía vuelva a ser el aprovechamiento de nuestra rica biodiversidad a través de la agricultura y la medicina natural, con todos los adelantos modernos que no sean nocivos.

Buscamos que nuestra organización social no esté basada en el profundo individualismo antisocial traído por los invasores. Pretendemos fortalecer y recuperar a todos los niveles la vigorosa fraternidad colectivista solidaria del “ayllu”, también aprovechando los conocimientos universales que no sean nocivos.

Soñamos con que los 500 de aplastamiento sean sólo una pesadilla pasajera en los 10 mil años de construcción de nuestra rica cultura.

NOTAS: (1) Estos términos de una lengua colectivista son intraducibles a una individualista: “Ayni”es la prestación mutua de trabajo, que hace que el trabajo para beneficio individual sea colectivo. “Faena” es el trabajo colectivo para provecho colectivo. “Mink’a” es la solicitud de un servicio que se acompaña con profusas y cariñosas súplicas.
(2) Hay “señas” que indican al campesino indígena acerca de cómo será el clima o cómo será la producción de determinado cultivo: La abundante o pobre floración de determinada planta silvestre, la coloración de las culebras, la altura a la que anida un ave, el mayor o menor brillo de una constelación, etc.
(3) Waru-waru es la alternancia de fajas de terreno elevadas y zanjas; se cultiva en las fajas elevadas. Sus funciones son: En los años lluviosos se evita la inundación. En los años secos el agua depositada en las zanjas se utiliza para el riego. El calor solar absorbido en el día por el agua de las zanjas, contrarresta el frío nocturno de la helada.

My Arrest (English version) - 3 October 2008

Cuzco, Peru, October, 3 2008 -- First, I would like to express my profound gratitude to all of the people and institutions who, upon hearing of my arrest, demanded my liberation.* Every one of those was important. But among those that touched me most, I should mention the pronouncement made by my Canadian brothers and sisters with whose support I am able to continue publishing Lucha Indígena the call from the Conacami (The Peruvian National Confederation of Communities Affected by Mines) with whom I share the anxious desire for a political project that emanates from the indigenous, campesino and grassroots organisations; and the support of Wilbert Rozas, the mayor who instituted the indigenous communities’ municipal government and went immediately to Paruro after learning of my arrest. Thanks to this solidarity, I was quickly—though temporarily—released.

My connection to this case dates back to my childhood in Huanoquite, Paruro, Cuzco, when I first heard that the ranch owner Bartolomé Paz had branded his initials, BP, into the buttock of an indigenous campesino. Naturally, Mr Paz was not arrested; this was simply not done to a respectable person such as he. It is very likely that this event marked me for life. Now, Rosendo Paz, who inherited the ranch, has snatched lands from the Markhura annex of the Tantarcalla indigenous community, and has even put up a corral on these lands into which he puts stolen cattle, according to denouncements made.

The community has documents that prove their ownership of the land. In 2006, some of this community’s resident came to the Cuzco Campesino Federation, of which they are members, to request that federation delegates be present for the members’ upcoming land distribution ceremony. I was assigned to the task by the federation; I carried out my orders, immediately communicating this all to the local police station. The police did not object to my presentation.
Subsequently, the ranch owner ordered the Huanoquite police under his control to assault the community members, an order which the police immediately complied. Since the community members had the imprudence to resist the attack, they were beaten—women and crying children included—until driven back to the town and then to the city of Cuzco. I was not present when this incident took place but was called to testify. Naturally, those classified as criminals were not the aggressors, but rather the victims of aggression.

When, upon my arrest, I was told that I was being charged with “Violence and resisting authority”, I thought it had something to do with the incident during which I was not present. I was wrong, the judge graciously clarified. The crime of “Violence and resisting authority” was for having presided over the land distribution ceremony, during which there was neither violence, nor any state authority present.

I understand. We are in a country in which parliament, abdicating its responsibility, authorises the government to legislate in its place when it comes to “organised crime”. Alan Garcia used this authorisation to legislate against the calls of the organised population, thus criminalising protest. Victims of this magical twist on language are the hundreds of prisoners or accused throughout Peru who demand their rights. These comrades have the misfortune of not being well known and for this reason have no one crying in protest on their behalf, as I was fortunate enough to have and to which I owe my freedom. I therefore call on those voices of solidarity whose quick action pulled me out of prison, to join me in defending all victims of protests’ criminalisation. It seems as if Conacami has already initiated this campaign, so let’s join it. I will hold on to the contact info of those who freed me with their voices in order to invite you to organise in defence of the other victims of repression.

In terms of my legal case, it is not over yet. The system gets used to letting Damocles’ sword hang in mid air as it descends on the heads of those who protest, with the tacit threat that those who do not improve their behaviour and shut their mouths, will feel the sword soon complete its fall.

The esteemed judge handed me an ambiguous document in which I supposed to show in court on November 21, a date “… which should be met irrevocably, the official orders for his detention remaining legally valid”. It’s ambiguous because it does not say that I will be arrested should I not show, it simply says “the official orders for his detention remaining legally valid”. This thus leaves the interpretation of the phrase to the repressors to carry out depending on the political necessities.

It is this kind of document which is now the norm and which means: “If you shut up, nothing will happen to you, but if you continue protesting, you will end up in jail.”

How can they explain that two years after the event at hand, I was captured by surprise without having been notified that I was due in court, when in the course of those two years, I had already been subpoenaed, appeared and testified in court on a separate matter?

The explanation is that two years ago, they were minimally bothered by my presence. But now, heated attack on indigenous communities put the entire countryside in turmoil, various organisations across the country are inviting me to debate the attack and coordinate a defence. The prime minister has started calling me a “night owl” and my activities are clearly upsetting them.

I promise to continue in the five-century-old struggle against the oppression of our people, until I draw my last breath.

Mi Detencion - 3 Octubre 2008

Mi Detención: Hugo Blanco
En primer lugar manifiesto mi profunda gratitud a todas las personas e instituciones que al enterarse de que me detuvieron exigieron mi liberación. Todas ellas fueron importantes, entre las que más me emocionaron menciono el pronunciamiento de los hermanos canadienses, gracias a cuyo apoyo continúa editándose Lucha Indígena; de Conacami, con quienes compartimos la ansiedad por un proyecto político emanado de las organizaciones indígenas, campesinas y populares; de Wilbert Rozas, el alcalde que instituyó el gobierno del municipio por las comunidades indígenas que al enterarse de la noticia inmediatamente viajó a Paruro. Gracias a esa solidaridad fui rápidamente liberado ….temporalmente.

Mi ligazón a este caso se remonta a mi niñez en Huanoquite, Paruro, Cusco, cuando recibí el impacto de la noticia de que el hacendado Bartolomé Paz hizo que se marcara con hierro candente en la nalga de un campesino indígena sus iniciales: BP. Naturalmente el señor Paz no fue detenido, eso no se podía hacer con una persona de respeto. Probablemente ese hecho marcó el sentido de mi vida.

Ahora su hijo, Rosendo Paz, heredero de la hacienda, arrebata las tierras del anexo Markhura de la comunidad indígena de Tantarcalla, habiendo inclusive instalado en ellas un corral que es utilizado para el depósito de ganado robado, lo que fue denunciado por el propietario.
La comunidad tiene documentos que acreditan su propiedad. En el año 2006 los comuneros acudieron a la Federación campesina del Cusco, de la que son miembros, llevando sus títulos de propiedad, a solicitar la presencia de un delegado de dicha Federación para la ceremonia de distribución de tierras para su usufructo entre los miembros. Fui designado para esta tarea por la Federación, cumplí el mandato, comunicando ello inmediatamente después de realizado al puesto policial, la policía no objetó mi actuación.

Posteriormente el hacendado ordenó a la policía de Huanoquite bajo su mando que fuera a agredir a los comuneros, orden que fue inmediatamente cumplida por los policías. Como los comuneros tuvieron la osadía de resistirse al ataque fueron conducidos a golpes al pueblo y luego a la ciudad del Cusco, incluyendo mujeres con niños que lloraban. No estuve presente en esos sucesos pero fui llamado a declarar. Naturalmente quienes fueron calificados como delincuentes no fueron los agresores, sino las víctimas de la agresión.

Cuando al detenerme me dijeron que el delito por el que fui acusado era de “Violencia y Resistencia a la Autoridad” pensé que era el relativo a este suceso en el que no había estado presente. Me equivoqué, el señor juez tuvo la bondad de aclararme. El delito de “Violencia y Resistencia a la Autoridad” fue el de haber presidido la ceremonia de distribución de parcelas, en donde no hubo violencia alguna ni estuvo presente ninguna autoridad del Estado.

Entiendo, estamos en el país en que el Parlamento, abdicando de su tarea, autorizó al gobierno para legislar en su lugar contra el “Crimen organizado”. Alan García usó esa autorización para legislar contra los reclamos de la población organizada, penalizando la protesta.
Víctimas de este mágico manejo del lenguaje están presos y procesados centenares de personas que reclaman por sus derechos en todo el Perú. Compañeras y compañeros que tienen la desgracia de no ser conocidos y por lo tanto nadie levanta la voz de protesta por ellos, como afortunadamente se hizo en mi caso y por eso estoy temporalmente libre. Convoco a las voces solidarias que con su rápida acción me arrancaron de la prisión, a que juntos defendamos a todas las víctimas de la penalización de la protesta. Al parecer Conacami ya inició una campaña, participemos de ella. Conservaré las direcciones de quienes me liberaron con sus voces solidarias para invitarlos a organizarnos en defensa de las otras víctimas de la represión.

En cuanto a mi caso, no está concluido, el sistema acostumbra dejar la espada de Damocles pendiente de las cabezas de los que protestan, con la tácita amenaza de que si no corrigen su actitud y cierran la boca, la espada caerá.

El señor juez me hizo entrega de un documento ambiguo en el que se me cita para el 21 de noviembre “...que deberá concurrir indefectiblemente, quedando subsistente los oficios (sic) girados para su captura”. Es ambiguo, no dice que se me detendría en caso de no presentarme, dice simplemente “quedando subsistente los oficios (sic) girados para su captura”, así, queda a disposición de la represión la interpretación de la nota de acuerdo a las necesidades políticas del régimen.

Este es el tipo de papeles que acostumbran dar, que significan: “Si te callas no pasará nada, pero si continúas protestando entrarás preso”.

¿Cómo se explica que a más de dos años de los sucesos me hayan capturado sorpresivamente sin haberme notificado para que comparezca, si por un suceso posterior me citaron, comparecí y declaré?

La explicación es que entonces les molestaba poco mi actuación local. En cambio ahora que todo el campo se pone en ebullición por el fuerte ataque a las comunidades indígenas, organizaciones de diversos lugares del país me invitan para debatir sobre el ataque y coordinar la defensa, ya el premier me califica como “trasnochado” y les es muy molesta mi actividad.

Me comprometo a seguir luchando hasta mi último aliento contra la opresión a nuestros pueblos instituida hace 5 siglos.

Hugo Blanco
3 de octubre de2008

Hubo centenares de mensajes de protesta dirigidos a la Defensoría del Pueblo. El escrito “Mi Detención” se tradujo a varios idiomas, como alguien envió a internet lo leyeron muchas personas del mundo. Hubo infinidad de llamadas a las embajadas, principalmente en Europa y en América del Norte. Se pronunciaron organizaciones conocidas en todo el mundo como las “Madres de Plaza de Mayo” de Argentina, la LCR de Francia, el movimiento Eco-Socialista de Gran Bretaña y personalidades como el escritor uruguayo de fama mundial Eduardo Galeano. Naturalmente todos ellos están dispuestos a manifestarse ante nuevas agresiones judiciales o de la policía al servicio del hacendado contra Hugo Blanco o la comunidad de Tantarcalla, que gracias a esto ya es conocida en el mundo.