Friday 5 December 2008

EL MOVIMIENTO INDÍGENA

EL MOVIMIENTO INDÍGENA
Hugo Blanco
Desde hace varios años en toda Abya Yala (América) está en ascenso la lucha de los pueblos indígenas por la recuperación de su identidad, esto probablemente es provocado porque nunca como ahora la cultura impuesta por los invasores y sus descendientes ha violentado en forma tan fuerte los pilares básicos de nuestra cultura: Nuestra organización social colectivista, solidaria, es atacada por el individualismo exacerbado impuesto por el neoliberalismo. Nuestro amor y respeto por la Madre Naturaleza es confrontado por la feroz y acelerada depredación de la naturaleza.
El ejemplo más notorio de esta emergencia del movimiento indígena es el de los mayas zapatistas en el sur de México, que con las armas en la mano resguardan su autonomía política y social democrática desde hace más de 14 años.
Pero no es el único. El surgimiento de gobiernos antimperialistas en Bolivia y Ecuador tiene su fundamental base de apoyo en los movimientos indígenas de estos países. Chile y Argentina se estremecen por la lucha de la aguerrida minoría mapuche que defiende sus derechos. Los guaraníes y los quechuas en Argentina están en constante lucha. En gran medida el triunfo de Lugo en Paraguay se debe al apoyo guaraní. En Colombia la resistencia de los indígenas a los ataques armados y asesinatos es diaria. En Venezuela, donde la Constitución les reconoce muchos derechos, están luchando fuertemente en defensa del medio ambiente. No hay país del continente donde exista población indígena en que ésta no esté luchando, incluyendo los Estados Unidos y el Canadá.
He señalado que los pilares básicos de nuestra cultura están siendo atacados, pero no es sólo en esos campos la lucha, abarca todos los ámbitos: cosmovisión, lenguas, agricultura, música, indumentaria, herencia arqueológica, medicina, organización social, historia, nutrición, etc. En todos los campos hay grandes avances contra las concepciones eurocentristas en que hemos sido educados.
A veces los combatientes por principios indígenas no se reconocen como tales, hay casos en que los actores ya han perdido su lengua nativa, sin embargo ante una agresión, “se les sale el indio” como se acostumbra decir.
Muchas de estas luchas las llevamos junto a sectores no indígenas, por ejemplo la lucha contra la contaminación.
En el Perú, en sus diversas expresiones, el movimiento indígena se manifiesta por todas partes, existen organizaciones pequeñas, regionales o por sector de trabajo en todo el país. Ninguna organización abarca todo el movimiento indígena. Los partidos llamados de izquierda no dan importancia a esta lucha, a pesar de denominarse “mariateguistas”, siendo que José Carlos Mariátegui, en su obra cumbre, “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, dedicó dos ensayos al tema indígena.
Naturalmente que existe vanguardia en todos los aspectos, aunque por ahora, dispersa, no interconectada:
A pesar de siglos de aplastamiento y de presión capitalista, se mantiene la organización comunal, solidaria, colectivista, la que a través de “rondas campesinas” o “comités de autodefensa” democráticamente emergidos, comienza a desplazar a la policía y al Poder Judicial corruptos (aunque hay casos en que estas organizaciones son usadas como apéndices de la policía).
En el municipio de Limatambo se inició con fuerza la sustitución del verticalismo en el gobierno municipal por la democracia comunitaria en la que quien ejerce la autoridad municipal es la colectividad, el conjunto de comunidades indígenas.
En Ilave, Puno y en otros lugares, se vio el fuerte choque entre el verticalismo denominado “democracia” por el sistema con el criterio colectivista realmente democrático de nuestras culturas indígenas.
Se da fuertes luchas contra la contaminación minera, de extracción de hidrocarburos u otras formas de depredación ecológica. Hay muchos casos que culminaron con triunfos, como el distrito de Tambogrande, Piura contra la minería, la lucha de los hermanos amazónicos Achuar contra el envenenamiento del río Corrientes con hidrocarburos o la comunidad de Huancasancos, Ayacucho contra el robo del agua en provecho de una empresa multinacional como pretendían las autoridades.
Los cocaleros de Putina Punku, en Puno, con apoyo de maquinaria proporcionada por su municipio, destrozaron un campo de aviación usado por los narcotraficantes y construido por DEVIDA, el organismo gubernamental encargado de la “lucha contra el narcotráfico”, desenmascarando de esta manera la calumnia gubernamental que los acusa de narcotraficantes y demostrando que son los organismos oficiales supuestamente encargados de combatirlo quienes practican el narcotráfico.
Paso a paso avanza el movimiento indígena en el Perú, por supuesto que el movimiento indígena continental le sirve de inspiración y ejemplo.
Herman@s que comenzaron su trabajo indígena en un sector comienzan a interesarse en otros sectores, por ejemplo personas interesadas en el idioma pasan a interesarse en la medicina indígena. Gente interesada en la hoja de coca pasa a interesarse por la nutrición en general.
También se va ampliando geográficamente, enlazándose unos distritos con otros, unas provincias con otras.
Hay organizaciones gremiales y ONGs que colaboran con el proceso, como es natural surgen algunos inconvenientes, por ejemplo que algunas de dichas organizaciones todavía arrastran criterios caudillistas, hegemonistas, verticalistas, sustituistas, ajenos a nuestra cultura colectivista y solidaria; pero el movimiento mismo va limpiando estos inconvenientes y se vigoriza la fraternidad, el horizontalismo, mucho más eficiente y fructífero.
Globalizamos la esperanza desde el interior del movimiento indígena de Abya Yala.
Cusco, 23 de abril del 2008







Hugo Blanco
Desde hace varios años en toda Abya Yala (América) está en ascenso la lucha de los pueblos indígenas por la recuperación de su identidad, esto probablemente es provocado porque nunca como ahora la cultura impuesta por los invasores y sus descendientes ha violentado en forma tan fuerte los pilares básicos de nuestra cultura: Nuestra organización social colectivista, solidaria, es atacada por el individualismo exacerbado impuesto por el neoliberalismo. Nuestro amor y respeto por la Madre Naturaleza es confrontado por la feroz y acelerada depredación de la naturaleza.
El ejemplo más notorio de esta emergencia del movimiento indígena es el de los mayas zapatistas en el sur de México, que con las armas en la mano resguardan su autonomía política y social democrática desde hace más de 14 años.
Pero no es el único. El surgimiento de gobiernos antimperialistas en Bolivia y Ecuador tiene su fundamental base de apoyo en los movimientos indígenas de estos países. Chile y Argentina se estremecen por la lucha de la aguerrida minoría mapuche que defiende sus derechos. Los guaraníes y los quechuas en Argentina están en constante lucha. En gran medida el triunfo de Lugo en Paraguay se debe al apoyo guaraní. En Colombia la resistencia de los indígenas a los ataques armados y asesinatos es diaria. En Venezuela, donde la Constitución les reconoce muchos derechos, están luchando fuertemente en defensa del medio ambiente. No hay país del continente donde exista población indígena en que ésta no esté luchando, incluyendo los Estados Unidos y el Canadá.
He señalado que los pilares básicos de nuestra cultura están siendo atacados, pero no es sólo en esos campos la lucha, abarca todos los ámbitos: cosmovisión, lenguas, agricultura, música, indumentaria, herencia arqueológica, medicina, organización social, historia, nutrición, etc. En todos los campos hay grandes avances contra las concepciones eurocentristas en que hemos sido educados.
A veces los combatientes por principios indígenas no se reconocen como tales, hay casos en que los actores ya han perdido su lengua nativa, sin embargo ante una agresión, “se les sale el indio” como se acostumbra decir.
Muchas de estas luchas las llevamos junto a sectores no indígenas, por ejemplo la lucha contra la contaminación.
En el Perú, en sus diversas expresiones, el movimiento indígena se manifiesta por todas partes, existen organizaciones pequeñas, regionales o por sector de trabajo en todo el país. Ninguna organización abarca todo el movimiento indígena. Los partidos llamados de izquierda no dan importancia a esta lucha, a pesar de denominarse “mariateguistas”, siendo que José Carlos Mariátegui, en su obra cumbre, “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, dedicó dos ensayos al tema indígena.
Naturalmente que existe vanguardia en todos los aspectos, aunque por ahora, dispersa, no interconectada:
A pesar de siglos de aplastamiento y de presión capitalista, se mantiene la organización comunal, solidaria, colectivista, la que a través de “rondas campesinas” o “comités de autodefensa” democráticamente emergidos, comienza a desplazar a la policía y al Poder Judicial corruptos (aunque hay casos en que estas organizaciones son usadas como apéndices de la policía).
En el municipio de Limatambo se inició con fuerza la sustitución del verticalismo en el gobierno municipal por la democracia comunitaria en la que quien ejerce la autoridad municipal es la colectividad, el conjunto de comunidades indígenas.
En Ilave, Puno y en otros lugares, se vio el fuerte choque entre el verticalismo denominado “democracia” por el sistema con el criterio colectivista realmente democrático de nuestras culturas indígenas.
Se da fuertes luchas contra la contaminación minera, de extracción de hidrocarburos u otras formas de depredación ecológica. Hay muchos casos que culminaron con triunfos, como el distrito de Tambogrande, Piura contra la minería, la lucha de los hermanos amazónicos Achuar contra el envenenamiento del río Corrientes con hidrocarburos o la comunidad de Huancasancos, Ayacucho contra el robo del agua en provecho de una empresa multinacional como pretendían las autoridades.
Los cocaleros de Putina Punku, en Puno, con apoyo de maquinaria proporcionada por su municipio, destrozaron un campo de aviación usado por los narcotraficantes y construido por DEVIDA, el organismo gubernamental encargado de la “lucha contra el narcotráfico”, desenmascarando de esta manera la calumnia gubernamental que los acusa de narcotraficantes y demostrando que son los organismos oficiales supuestamente encargados de combatirlo quienes practican el narcotráfico.
Paso a paso avanza el movimiento indígena en el Perú, por supuesto que el movimiento indígena continental le sirve de inspiración y ejemplo.
Herman@s que comenzaron su trabajo indígena en un sector comienzan a interesarse en otros sectores, por ejemplo personas interesadas en el idioma pasan a interesarse en la medicina indígena. Gente interesada en la hoja de coca pasa a interesarse por la nutrición en general.
También se va ampliando geográficamente, enlazándose unos distritos con otros, unas provincias con otras.
Hay organizaciones gremiales y ONGs que colaboran con el proceso, como es natural surgen algunos inconvenientes, por ejemplo que algunas de dichas organizaciones todavía arrastran criterios caudillistas, hegemonistas, verticalistas, sustituistas, ajenos a nuestra cultura colectivista y solidaria; pero el movimiento mismo va limpiando estos inconvenientes y se vigoriza la fraternidad, el horizontalismo, mucho más eficiente y fructífero.
Globalizamos la esperanza desde el interior del movimiento indígena de Abya Yala.

Cusco, 23 de abril del 2008

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