Friday 5 December 2008

HARALD EDELSTAM

En muchos países pobres del mundo, los representantes de las grandes compañías multinacionales con frecuencia nos oprimen a través de crueles dictaduras impuestas por ellas y por sus cómplices locales.
Son dictaduras instaladas por la fuerza ya que el repudio generalizado al saqueo de nuestras riquezas mientras se mantiene en la miseria a nuestros pueblos no es vista con simpatía en éstos.
Esas dictaduras cometen impunemente masacres, asesinatos, desapariciones forzosas, torturas físicas y sicológicas, encarcelamientos, violaciones sexuales y toda clase de atropellos a quienes defendemos la democracia y la justicia social y también a personas que son acusadas de hacer esto aunque sea falso.
Esto nos obliga a huir de nuestros países de origen cuando no somos expulsados del país como fue el caso mío.
Es natural que esos fugitivos en defensa de su vida o expulsados estemos muy reconocidos a los países que nos brindan asilo.
El país que se hizo célebre en el mundo por salvar vidas de defensores de la democracia o acusados de serlo, fue Suecia.
Muchos de nosotros estamos vivos y continuamos trabajando por la profundización de la democracia en nuestros países gracias a la solidaridad sueca. Muchos tenemos la alegría de contar con hijas o hijos medio suecos.
Por eso nos angustió el asesinato de Olaf Palme. También nos causó mucho dolor la muerte de Harald Edelstam ejemplar abanderado de la solidaridad humana de su noble país.
El destino dispuso que Edelstam como embajador salvara muchas vidas durante los sangrientos golpes de estado en Guatemala, en Indonesia y en Chile.
Fue en este último país donde pude constatar personalmente su gran cariño por la especie humana. En él actuaban unidos corazón y cerebro con velocidad y eficiencia.
Producido el golpe compró inmediatamente los locales de la embajada y la residencia del embajador de Cuba, sabiendo que de lo contrario iban a ser asaltados por la dictadura de Pinochet. Usó esos locales para ampliar el espacio donde cupieran refugiados chilenos y de otros países que estábamos refugiados en esa isla de la democracia sudamericana que hasta entonces había sido Chile.
En mi caso fue personalmente conduciendo su coche a recogerme para conducirme a su embajada. Posteriormente con gran ingenio consiguió atravesar la barrera policial de la dictadura para pasarme a la residencia del embajador mexicano ya que no podía salir directamente de la embajada sueca al exterior por no haber un tratado de asilo entre Suecia y los países latinoamericanos, tuve que ir a Suecia vía México.
Coordinó con legaciones de otros 4 países que nos escoltaron hasta puerta del avión para evitar que nos secuestren en el camino como sucedió con anteriores asilados.
Cuando una muchacha uruguaya refugiada en la embajada sueca necesitó urgentemente intervención quirúrgica, obtuvo la promesa de las autoridades golpistas de que le iban a permitir operarse y retornar a la embajada. Fue con otros embajadores a acompañarla en la sala de la clínica. Incumpliendo descaradamente su promesa la dictadura ordenó secuestrar a la operada en presencia de los embajadores. Edelstam se abrazó de la cama y fue arrastrado por la policía que secuestró a la operada. Luego de trámites diplomáticos se consiguió el retorno de la operada a la embajada a cambio de que Suecia cambiara al embajador. Tal era el odio de la dictadura a este inteligente e incansable defensor de la vida.
Relato los casos que conozco, pero sé que hay muchas importantes anécdotas de su actuación en los tres países mencionados.
Fue un digno abanderado internacional de la proverbial solidaridad humana sueca.
Como tal lo respetamos y recordaremos permanentemente muchos ciudadanos de diversas partes del mundo quienes le debemos la vida. Esto perdurará puesto que nuestros hijos lo conocen.
Hugo Blanco
Setiembre del 2007

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